lunes, 28 de septiembre de 2015

PERSONAL O FAMILIAR

La familia es considerada como uno de los más importantes sistemas que favorecen la salud y facilitan el mejoramiento de la calidad de vida . Sin embargo, es frecuente en la consulta médica, encontrar personas con un problema psicosocial donde está implicada la familia. Por otro lado, así como no hay dos personas iguales, puede decirse que no hay dos familias iguales, aunque desde el punto de vista de su estructura tengan la misma tipología.

Un tema que siempre ha generado gran interés es el proceso de separación, divorcio o ruptura conyugal. Este es vivido por la familia como uno de los eventos vitales más estresantes. Como tal, puede repercutir en la salud mental y física de todos sus miembros, y especialmente en el bienestar de los hijos. Así, diferentes autores, han señalado los siguientes efectos emocionales: sentimientos de abandono y rechazo, culpabilidad por la separación de los padres; miedo no resuelto e inseguridad; baja autoestima; ansiedad y depresión, ansiedad por separación e in adaptación personal, familiar, escolar y social .Sin embargo, estos efectos pueden ser revertidos en el tiempo, si se mantienen buenos lazos afectivos entre padres e hijos, a pesar de estar separados.

En ciertas ocasiones vivimos experiencias muy difíciles y dolorosas que pueden llevarnos a una depresión. Situaciones como la pérdida de un ser querido, un accidente, un divorcioproblemas económicos y familiares, son algunos ejemplos de situaciones de la vida que nos desgastan y pueden llevarnos a sentir que no podemos manejarlas y por lo tanto nos deprimimos.

Es importante recordar que siempre hay que acudir con un profesional en caso de que se crea que uno mismo o alguien cercano está pasando por una depresión, y recibir el tratamiento adecuado para evitar que la situación se complique y comience a afectar la vida de la persona de manera importante.

La importancia que, en tales circunstancias, adquiere la familia como elemento de contención y ayuda merece ser destacada. En medio de la experiencia de desconcierto, de estrés y, frecuentemente, de impotencia ante el sufrimiento en el que se debate la persona querida, se convertirá en un valiosísimo instrumento de ayuda al depresivo si sabe mantener el temple, controlar la ansiedad y actuar siguiendo las pautas que, de acuerdo a lo que recomiendan los expertos, son las más indicadas en el trato con las personas que padecen una grave depresión. 

Nadie es culpable de padecer una enfermedad. Cuando ésta se instala en una casa, tanto quien la sufre como quienes le rodean quedan profundamente afectados. Es difícil para la persona enferma aceptar su condición de tal. Tampoco es fácil para el resto e la familia. Sin embargo, el principio de todo proceso terapéutico pasa por asumir esa situación

No necesita piadosas recomendaciones, ni constantes invitaciones a que levante el ánimo o a que ponga más de su parte. ¡Cómo si eso fuera algo que depende de su voluntad!... Necesita de personas empáticas que no le juzguen, que le muestren comprensión, que, sencillamente, sepan estar a su lado. 
La depresión, ya lo dijimos, no es algo que se elija. Tampoco algo cuya superación dependa de la libre voluntad.


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